domingo, 13 de marzo de 2011

No Hablo de Sexo

Decidí dejarte mi cama
y tendí una colchoneta en el suelo,
hablamos hasta que te dije "Buenas Noches"
Tu cuerpo yacía,
durmiendo a mi lado.

No sentí tentación,
solo gusto por tenerte allí,
y cerré mis ojos
caí tendido a lo largo,
tan cerca y a la vez tan lejos,
pero sin sentir morbo,
sin dejar que mi miembro se levantase,
pensando con el verdadero cerebro.

Sentí algo de movimiento cercano,
supuse que era la inquietud del sueño,
quise levantarme,
pero decidí quedarme en la quietud.

Supongo que se harían las 3 de la mañana,
y sentí tu brazo acariciando mi cara,
medio despierto y dormido, sonreí
estabas junto a mi,
en la incómoda colchoneta
pero caliente por mi cuerpo,
te abrí un espacio en mi sábana,
accediste, te sumergiste,
nuestros cuerpos se tocaron,
pero la ropa interior no permitió nada mas,
sabía que no era eso lo que queríamos,
lo sabía en el fondo de mi ser.

Estire mi brazo,
acoplaste tu cuerpo en perfecta posición,
nos abrazamos,
las piernas entrelazadas hicieron juego,
estaba muy a gusto con tu cuerpo,
y tu con el mío,
estábamos a gusto.

Pasó un rato mas,
y apenas mis labios tocaron tu mejilla,
y los tuyos mi oreja,
de haber tenido barba
hubiese sentido tu escalofrío en el cuello,
pese a que tu estatura sobrepasa la mía,
senti que fuimos del mismo tamaño,
no hubo humedad,
ni desesperación,
no hubo lo que mucho hubiesen hecho,
solo complicidad.

En mi corazón,
una alegría,
en tu corazón,
lo sentía, latía conmigo,
no podría decir si latía por mí,
pero lo sentía,
en extrema complicidad!!

Amé ese momento,
mientras dormía de nuevo,
pero esta vez,
abrazado junto a tí....

A medida que amanecía,
el calor de tu cuerpo se fué disipando,
la memoria se fué aclarando,
sólo recobraba conciencia,
había frío en mi cama,
hacía falta eso para descubrir
que no quiero sólo sexo,
que una noche junto a alguien
no solo significa sudor de cuerpos juntos,
y penetraciones placenteras,
no hablo de sexo,
hablo de cariño,
de gusto,
de Extrema Complicidad.

Al recuperar la conciencia totalmente,
descubrí que nunca estuviste,
que el recuerdo de nuestras piernas entrelazadas,
y nuestros brazos arrumándose
eran un solo sueño,
que no se ha cumplido,
solo una invocación de mi memoria.

Aún así, sonreí,
la pasé contento.

Padre Eterno, 
a ti gracias una vez mas 
por ayudarme a centrarme
por ayudarme a vivir,
aunque sea en un sueño,
un pedacito de felicidad,
y permitirme levantar alegre,
Gracias por ese sueño Padre
AMÉN

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